divendres, 12 d’agost del 2011


El cristianismo, religión de carácter mayoritario que surgió de las prédicas de Jesús de Nazaret y se extendión a lo largo del Imperio Romano tardío convirtiéndose en el centro de la vida cultural, política, social y económica de Europa durante aproximadamente un siglo.
No tendríamos bastantes números para contar los cristianos que inocentemente murieron en el Coliseo bajo las fauces de los leones hambrientos mientras muchas otras personas iguales que ellas reían y burlaban de su sufrimiento.
Curiosamente, todas aquellas personas que injustamente sufrieron no supieron aplicar a su situación las palabras integradoras que antes de dirijirse a la cruz Jesucristo confesó a sus fieles: Perdonad y sobretodo, no juzguéis si no queréis ser juzgados.
Papel mojado fueron estos mandamientos cuando de repente el cristianismo se convirtión en la religión oficial de Roma bajo el gobierno de Constantino, en el siglo cuarto después de Cristo. Empezó de este modo una terrible purga contra la población pagana. Fueron asesinados, torturados, humillados, maltratados y proscritos incluso en la privacidad de sus domicilios. Empezó una larga historia de sucesos que ocultan palabras tan pesadas en la memoria colectiva de la iglesia como:

- Concilio de Trento
- Tribunal del Santo Oficio
- Auto de Fe
- Guerras de Religión
- Pacto de Locarno (1929)
- Concordato de 1933
- Pontificado de Pío XII

Sin embargo, pesan más en la conciencia, esta vez social, los abusos a menores encubiertos por la jerarquía durante la posguerra mundial.
Sin embargo, este no es el tema que me centra. Independientemente de las creencias de cada uno, que pueda que para unos resulte evidente que ningún Dios exista y para otros sí, que unos hayamos decidido no seguir el catolicismo y otros sí, todos hemos sido educados con el dogma del respeto por el llamado relativismo político, el respeto por la pluralidad de opiniones y por aquellos que legítimamente las profesan. Y no nos engañemos, por mucho que la tradición nos haga imponer ideas superfluas y falsas como para declarar el supuesto carácter cristiano y católico de España, España es hoy uno de los países más plurales del Mundo (no entraremos ahora en discutir hasta qué punto eso es bueno...) y actualmente existen en España infinitud de cleros (católico, protestante, luterano, anglicano, budista, musulmán,...) como de ideologías políticas (conservador, progresista, centrista, republicano, socialdemócrata, liberal,...) sufra en sí misma una clara diferenciación entre los que son cristianos y los que no somos cristianos, pero a la vez para financiar la seguridad y los gastos de la visita del papa no exista, ni tan solo nos planteemos esta diferenciación?
No tengo ningún odio ni prejuicio contra los cristianos ni me voy a molestar jamás en convencerlos de la no existencia de Dios, pero tal como los respeto yo a ellos y no les pido dinero para financiar mis "pensamientos" ateos, me gustaría que no usaran mis impuesto para demostraciones de clericalismo ni fervor religioso.
¡Ah! Sin embargo no es todo tan simple como parece, que el dinero de mis impuestos no lo gestiona, afortunadamente, la jerarquía religiosa... Alguien se lo ha de dar.
Impactantes resultan ciertas noticias como la de que miles de policías velaran por la seguridad del pontífice máximo (recordemos Barcelona, con un agente cada medio metro) o que el Ayuntamiento y la Comunidad de Madrid, con su impetuosa e "ilesa" presidenta, doña Esperanza Aguirre Gil de Biedma y sus 7 u 8 sueldos (ese es el beneficio de hacer pasar la vía del tren por tu jardín) han decidido aplicar una tarifa superreducida a los cristianos de dentro y de fuera del 80%...
Planteemonos algo por un momento:
La dureza de una crisis económica que sabemos cuándo ha empezado pero no cuándo acabará, ha obligado a unos Estados, cuyos mecanismos de financiación se ven claramente amenazados a imponer serios recortes del gasto público, obligando a cerrar hospitales y servicios diversos para contentar a unos especuladores a los cuales lo único que les interesa es que sus beneficios sean cuando más altos mejor.
Los dos partidos políticos mayoritarios del panorama español, el PP y el PSOE, se encuentran inmersos en una trifulca eterna sobre dónde recortar el gasto, que si en Hospitales, que si en gasto farmacéutico, etc.
¡Caramba, pues si que tienen mucho mas claro en qué se tiene que invertir ese gasto!
En un espectáculo cuyo líder representa a la mitad de los españoles...
Gracias PSOE y PP (y CiU, y PNV y CC, y UPyD, ...)